Jugando con el arte: Un nuevo lienzo digital.
Y aquí llegamos a otro punto interesante: ¿son los videojuegos una forma de arte? La respuesta es un rotundo sí. Aunque algunos aún lo vean como una industria de mero entretenimiento, creadores como Hideo Kojima (con su obra Death Stranding) han demostrado que los videojuegos pueden ser tan artísticos y complejos como una pintura de Picasso o una novela de Hemingway. Los videojuegos combinan gráficos espectaculares, bandas sonoras épicas y guiones dignos de una película de Oscar, todo con un toque único: la interacción.
Journey, por ejemplo, es una experiencia visual y emocional que ha sido alabada por su capacidad para contar una historia profunda sin una sola palabra. En él, el jugador atraviesa paisajes desérticos en busca de un misterioso destino, todo acompañado de una música cautivadora que se adapta a cada paso que das. ¿No es eso arte en su máxima expresión?
Y ni hablar de The Last of Us Part II, una obra maestra que no solo desafía las convenciones del género de acción y aventura, sino que explora temas tan humanos como la venganza, el amor y la pérdida, dejando una huella emocional que pocos medios logran. Tal y como un buen libro o una gran película, los videojuegos tienen el poder de emocionarnos, hacernos reflexionar e, incluso, cambiar nuestra perspectiva del mundo.